domingo, 6 de abril de 2014

DESPIDIENDO OBSTÁCULOS

En cualquier momento, día, hora o instante salta la liebre.

Posiblemente llevaba avisando tiempo pero no hemos querido oír. Y el cuerpo y el alma piden vaciar, piden soltar, piden hablar. Porque el nudo se estaba haciendo fuerte y se nutría de pequeñeces inocentes recogidas para mala causa.


Pero los tres; cuerpo, mente y alma trabajan juntos ( o así deberían) y lo hacen muy bien. Empujan, gritan, se retuercen para que les hagamos caso y dejemos de hacer el tonto.

Ahí es donde limpiamos, hablamos, saltamos, corremos, jugamos, gritamos, cantamos, de todo lo que se te ocurra para aliviar un peso grande. Qué ligero se está después, eh!!!!!!

Cuántas  ganas  de vivir, estar y disfrutar se le queda a uno después de limpiar.