Son los pequeños retos los que nos recuerdan que estamos vivos y que poca esperanza encontramos si no hay movimiento. Son los retos que nos proponen las enfermedades, la vida rutinaria, la superación de nuestros miedos o límites o simplemente la pereza o la apatía.
También son un reto en sí mismo el amor, la familia, la amistad, el compromiso, la maternidad...y uno mismo.
Y la vida no es otra cosa que ir superando pequeños y grandes retos y convencernos cada día de que podemos, claro que podemos.
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