Rápido e inquieto comienza a curiosear cada día más. No tiene miedo y eso, además de mantenerme alerta, me fascina.
Sin ese miedo se meterá algún trompazo pero también le ayudará a evolucionar, a probar sus límites y a crecer.
¿ Y, qué haré yo? Pues probar mis límites y miedos también y dejarle probar y crecer; si hay algún trompazo le abrazaré y entre regaño y regaño alabaré su ganas de probar, de saber, de vivir.
No quiero que se haga daño pero menos aún quiero mutilar sus curiosidad e inocencia.
Cuando crezca a lo mejor todo cambia.
Hay muchísima gente que no vive por miedo a vivir....
ResponderEliminarMe alegra saber que estoy hablando con alguien que sí vive. Gracias.
Eliminar