jueves, 12 de diciembre de 2013

CONMOVIDA

Hoy me ha llamado alguien.
 
Una abuela emocionada, preocupada y con mucha necesidad de desahogarse.
 
Sin entrar en pormenores familiares propios de una separación me gustaría escribir y repetir en voz alta lo que me sugería escuchar el testimonio.
 
A quien me pueda leer; a quien me pueda escuchar; a mí misma. Por favor, protejamos a los más pequeños y no olvidemos que los niños no sólo crecen con comida, bebida y demás atención material: los niños son emociones limpias, en desarrollo, indefensas.
 
No hay nada mejor en este mundo que la sonrisa y el abrazo de un niño.
 
Trabajemos, cada uno desde la perspectiva que podamos en la protección de quienes están INDEFENSOS.
 
Antes que nosotros mismos, están ellos.

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