lunes, 9 de mayo de 2016


YO, EGO

Y ahora que me quieres, tienes que saberlo: no soy todo lo que parezco ni parezco todo lo que soy.
Me equivoco tanto como acierto, lloro tanto como río y pienso tanto como siento.

Deseo ser cada día mejor y me distraigo por el camino; vuelvo a él y me vuelvo a perder una y otra vez. Aprendo con ganas y olvido con desgana.  Confío en mí y me dejo a la vida.
Mis grandes decisiones son fruto del sentir: al pensamiento le dejo los coros.

He aprendido a vivir feliz sintiéndome diferente y he hecho de la locura mi bandera. Me ofusco fácilmente, me enfado y me reconcilio tantas veces como sea necesario. No huyo de nada, tampoco de los conflictos.

Estoy aprendiendo a no intentar agradar a todo el mundo y sentirme bien. 
Tengo mil preguntas para la vida y sólo una respuesta: ama.

Soy feliz de ser y de pertenecer. Agradezco mi suerte y brindo por los que no me entienden y critican: mis maestros. 

A mi ego. Gracias.

lunes, 11 de abril de 2016

¿EMPRENDER?, NO TE LO CREES NI TÚ

Es posible que sea una de las palabra más utilizadas en los últimos tiempos: emprender.

Desde todo tipo de entes sociales y empresariales se trabaja activamente para "convencer" y "convencerse" de que hemos de ser más emprendedores. Estoy de acuerdo. Emprender es signo de vida, movimiento, cambio, revolución...

Se puede emprender en todos los ámbitos de la vida y desde ahí iniciar un gran cambio personal, profesional  y social.

Emprender suena bonito, diferente y atrevido: ser emprendedor es labor ardua. No sólo supone un reto personal y profesional sino que, además, conlleva el reto de convencer y provocar al resto de la sociedad para que salga de su zona de confort y se atreva a escucharte o darte una oportunidad.


Muchos de los que promueven el emprendimiento no le dan cabida en su vida; ni personal ni profesionalmente.
Da la sensación de que alguien ha dicho que hay que emprender y basta con hacerse eco de ello.

Se trata de salir de tu zona de confort para llamar a la puerta del otro y pedirle, convencerle, argumentarle o retarle para que salga de la suya. Ahí es nada.

Emprender implica cambiar, ¿Está la sociedad preparada para ello?.

Parece que el emprendedor (ofrezca lo que ofrezca) sólo tiene nombre y apellido si genera dinero. Hasta entonces (siendo optimistas) te las tienes que apañar y tocar las puertas tenazmente de quien dice públicamente que ha de haber más emprendimiento. Pero su puerta está cerrada.  
Sirva esto para lo personal y para lo profesional.

Mucho de lo que se dice no se hace, no vaya a ser que no salgamos en la foto.

Es necesario emprender pero pocos padres quieren que sus hijos emprendan y pocos hijos salen favorecidos si sus padres emprenden. Ser diferente es más bonito que aceptado.
Salirse de lo convencional cuesta.
Ha de cambiar la visión del emprendimiento, el apoyo social y económico a los emprendedores y la educación en sus formas y contendidos. En su defecto, el emprendimiento no calará en su versión más sana y eficaz.

Afortunadamente, algo se está moviendo aunque hemos de reconocer que tendemos a etiquetar y valorar a quien hace algo diferente, a quien se atreve a innovar o modificar hasta su corte de pelo.

Me gusta ser emprendedora.






martes, 5 de abril de 2016

ME EQUIVOCABA

Hace tiempo que empecé a reprogramarme. Trabajo lento y laborioso pero satisfactorio y seguro.

Pensaba que mi vida era normal, incluso buena ( y quizás lo era) pero no me hacía feliz. 
Me entretenía y enzarzaba en pensamientos poco productivos; era muy crítica conmigo y con los demás. Hacía un todo de los comportamientos, dicho, hechos, no hechos, no dichos de los otros (especialmente si no me gustaban).
Aprendí y, sobretodo, acepté que nací con una mochilita repleta de herencia genética, rasgos propios, 
legados generacionales, tendencias, etc que luego se ha ido completando con mi propia personalidad, dichos y acciones. 
La mochila se ha ido llenando y en lugar de tomarla como algo mío lo tomé como un peso, un terrible peso que no me dejaba estar mejor. Estaba tan cegada que ni siquiera contemplé la posibilidad de hacer limpieza en la mochila y reconciliarme con lo que ha de quedar dentro de ella.

La tendencia fue a caer. Y lo hice. No creo que tocase fondo pero no estuve lejos. Lo intuía.

Supe que algo debía de cambiar y que no eran los demás sino yo misma la responsable de ello. Supe que en esta vida nuestra, tan cargada de etiquetas (que nos ponen, ponemos y autoponemos) somos hijos de, hermanos de, amigos de, sobrinos de, compañeros de, padres de, simpatizantes de, trabajadores de...
Somos muchas cosa "de" y se nos olvida quién somos en realidad, qué queremos, qué buscamos, cuál es nuestro propósito. Y, así,pasa la vida.


Y es que ya lo dicen los que han estado a punto de irse de este mundo: se arrepienten de no haber hecho ni dicho aquello que más les movía por dentro y haber hecho más caso a lo que se mueve por fuera.
Ahora no siento el peso de la mochila, sé que la llevo y lo hago con satisfacción y aceptación. Esta mochila soy yo y mis ancestros. El día que noto peso, hago limpieza porque, seguro que estoy llevando algo que no es mío.

He aprendido a mirar al otro con más empatía; opinando sí, pero sin juzgar y crucificar. Cada uno tiene sus valores.
En mi día a día hay cosas que no me gustan ( las justas para ponerme las pilas) y muchas más cosas que me agradan y motivan a confiar en el ser humano más allá de rencillas temporales.

No me preocupa caer mejor ni peor; me centro en ser yo misma, en  dar y recibir amor con quienes así los quieran y por qué no, en compartir todos mis defectos y malhumores con quienes (valientes ellos) quieran hacerlo.

No pensaba escribir nada de esto y lo he hecho. Me ha salido de dentro.



miércoles, 2 de marzo de 2016


¿EXCLUIDA?

Lo reconozco, no me gusta nada  oír o leer determinados nombres, adjetivos o verbos  que hacen alusión a la situación de determinados colectivos.

Desde muchas administraciones públicas, medios de comunicación etc. se habla de planes para la inclusión social, colectivos en riesgo de exclusión social, etc. Soy consciente de que son términos seleccionados intencionalmente, con humanidad y voluntad de ayuda.

Quizás sea rizar el rizo o quizás no. Me voy a mojar.

Inclusión es un término que hace alusión a la acción de incluir por lo que podemos deducir que alguien o algo está excluido. Si añadimos el término "social" le otorgamos cuanto menos un sentido humano.

Y me pregunto:

¿Quién decide qué ser humano está excluido de la sociedad?, ¿Qué características tiene una persona
excluida o en riesgo de exclusión social?, ¿Quién incluye?, ¿ Excluimos para luego incluir?....

Lo sé, hay muchas respuestas y perspectivas. Me voy a la mía.

Si por excluido se entiende a las personas que no tienen recursos para llegar a principios, mediados o finales de mes de forma independiente ( siendo mayores de edad)  quizás podamos entender en exclusión o riesgo de exclusión a los siguientes colectivos:

1. Personas desempleadas que  no puedan cubrir sus gastos mensuales. 
2. Personas desempleadas sin prestación. 
3. Personas con rentas básicas.
3. Personas con contratos precarios.
4. Personas con contratos a tiempo parcial.
5. Personas con contratos "inseguros" y con una hipoteca "segura".


Si además añadimos situaciones personales e intransferibles que hacen de su vida en reto continuo como enfermedades,etc. la fórmula se ajusta más.

Al traducir a números  a todas estas personas no tengo la menor duda de que nos empezaríamos a plantear quién está incluido y quién está excluido o en riesgo de exclusión de esta, nuestra sociedad. 

No sé si deberíamos cambiar el concepto o la denominación porque estar, todos (nos guste más o menos) formamos parte de esta sociedad; porque todos estamos en riesgo de cambio permanente y porque todos deberíamos saber lo que eso significa.

Si miramos casa por casa, persona por persona quizás comprobemos que según los parámetros de las instituciones la mayor parte de nosotros estemos excluidos o en riesgo de exclusión social y que no es otra cosas que el amor, la familia y la comunidad lo que nos mantiene a salvo de esta perversa corriente.

Y, si nos regimos por lo parámetros humanos nadie, absolutamente nadie, está excluido ni de las bondades, ni de las perversidades ni de la responsabilidad de esta, nuestra sociedad.




I

martes, 23 de febrero de 2016


ESTÁS EN MI RED

Y por eso sólo puedo darte las gracias.

Si estás leyendo esto es porque directa o indirectamente algo nos une. En la vida se van generando redes que nos ayudan a ser y estar como deseamos. 
Si crees que tú solito te las puedes arreglar, despierta y disfruta de todas las posibilidades que te da conocer y ser conocido. 
No somos sin los otros.
 Es posible que también estéis pensando en que hay personas, situaciones, etc. que es mejor no conocer. Es probable. También es bueno conocer lo  que no nos gusta o lo que no queremos y aprender. 
Alguien dijo alguna vez que en la vida no hay enemigos sino maestros y estoy de acuerdo.


Se habla de personas tóxicas; yo no creo en ello. Creo en las situaciones y relaciones tóxicas. No creo que ninguna persona sea en sí tóxica sino que vive una situación, una relación, una experiencia, etc. tóxica. Sino, todos podemos ser o somos tóxicos, no?

Volviendo a las redes me gustaría recordar que son la única manera de sobrevivir y de  crecer; cada uno de los accesos, de los puntos de unión nos aúpan hacia nuestro objetivo y nos dan miles de posibilidades; padres, madres, hijos, parejas, hermanos, amigos, conocidos, desconocidos, naturaleza...son las red.

Y si caes...la red te recogerá y volverá a impulsarte con sabiduría y ternura. Agárrate. 
Quiérela y déjate querer por ella.




miércoles, 10 de febrero de 2016

"DIEZYDIEZ"¨

Juegan al escondite; lograr esconderse y evadirse de todo esperando que alguien te encuentre y te haga sentir que el mundo real tampoco está tan mal suena atractivo e incluso divertido.

Aunque, esconderse de otro puede ser posible, esconderse de uno mismo no lo es.

A los niños les encanta; en casa juegan mucho.
Cuentan con ilusión e inquietud: uno, dos, diez, catorce, diecinueve y "diezydiez". 
Me encanta.

Son los niños quienes tienen la mayor facilidad para poner nombre coherente y, desde mi punto de vista,  aciertan con maestría. Porque "diezydiez" no estará recogido en la RAE pero define claramente a 20, "sabo" tampoco estará recogido pero es de saber, y de saber mucho.


Los pequeños sabios no se pierden en palabras grandilocuentes y conceptos que confundan al personal; son sencillos, directos y coherentes. Y esa misma estrategia es la que les permite disponer de la mayor parte del tiempo para vivir el ahora.
Saben que el aquí y el ahora es lo más importante y, lo que es mejor, actúan en consecuencia. 

¡Cuánto hemos de aprender!

jueves, 4 de febrero de 2016


EXIGENTES SÍ, PERO CON LOS DEMÁS

En casa, en el trabajo, en la pareja, con los amigos, con el ayuntamiento, con el panadero...
Siempre tenemos algo que pedir o reprochar. 
Hay personas que creen que la gente no hace las cosas bien, no se comporta como debería, no es diligente ni eficaz, no tiene respecto, no piensa en los demás, no...

Bien es cierto que hay mucho por mejorar, empezando por una misma y no por ello hemos de olvidar que la gente somos todos. La gente para mí te puede incluir a ti y viceversa, por lo que no estaría mal hacer una autocrítica constructiva.


La gente es la os...Sí, debemos de ser eso para que todos estemos de acuerdo. 
Y ahora ¿qué?. 
Podemos ir buscando a la gente y reprocharle  su conducta, podemos denunciarla o proclamar sus miserias a los cuatro vientos.

En la búsqueda, tocarás tu timbre ( y el mío). Porque tú y yo somos gente. 
Porque tú y yo tenemos derecho a vivir la vida como queramos (sin hacer daño intencionado al otro), equivocarnos y levantarnos, errar y asumir las consecuencias y  además, concienciarnos de que al principio y al fin sólo quedan las personas.

Invirtamos en nosotros.