EL ESTANQUE APEDREADO
Un amigo me hablaba ayer de los estanques apedreados. Cada uno de nosotros somos como un estanque que recibe piedras y más aún, pedradas. Si estamos en un estado bloqueado o alterado emocionalmente responderemos a esas pedradas con otras y entraremos en una espiral de "lluvia de piedras" que caen desde todos y hacia todos los lados.
También cabe la posibilidad de dejarnos ser y estar; sentir y observar cómo caen las piedras sin vincularnos con ellas y dejarlas caer. Eso se produce porque aunque las piedras dejen olas más o menos pequeñas el fondo está sereno y no se ve afectado.
Me encanta sentirme un pequeño estanque con sus oleajes superficiales y su fondo sereno. No es fácil, es un precioso reto.
También he de decir que, como Fito, cuido de las olas e intento hacer uso de la asertividad para atender a mis propias necesidades.
De alguna manera las piedras me hacen sentir viva por fuera y el fondo del estanque sana por dentro.
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