martes, 7 de julio de 2015

EL ESTANQUE APEDREADO

Un amigo me hablaba ayer de los estanques apedreados.  Cada uno de nosotros somos como un estanque que recibe piedras y más aún, pedradas. Si estamos  en un estado bloqueado o alterado emocionalmente responderemos a esas pedradas con otras y entraremos en una espiral de "lluvia de piedras" que caen desde todos y hacia todos los lados.

También cabe la posibilidad de dejarnos ser y estar; sentir y observar cómo caen las piedras sin  vincularnos con ellas  y dejarlas caer.  Eso se produce porque aunque las piedras dejen olas más o menos pequeñas el fondo está sereno y no se ve afectado.

Me encanta sentirme un pequeño estanque con sus oleajes superficiales y su fondo sereno. No es fácil, es un precioso reto. 
También he de decir que, como Fito, cuido de las olas e intento hacer uso de la asertividad para atender a mis propias necesidades. 

De alguna manera las piedras me hacen sentir viva por fuera y el fondo del estanque sana por dentro.

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